Fue estupendo romper la rutina de un domingo para visitar Rancho Amalia en Naranjo, Alajuela. Disfruté mucho conversar con Roberto González y su hija, a quién se debe el nombre del lugar.
La cabalgata es muy tranquila, los caballos están muy bien educados y los senderos bien definidos. Es perfecta para ir con niños, bastante entrenida, ya que cambia de ambientes.
Primero se adentra en el bosque, luego da un recorrido por los potreros y finalmente baja al nacimiento del Río Barranca, si usted elige el recorrido más largo que es el de 6 kilométros y tarda aproximadamente una hora.
La inclinación de la montaña recibe una fuerte brisa fría y pura. No se escuchan ruidos ajenos a los del campo o el bosque.
Tiene una vista espectacular de los verdes campos de Naranjo, en el camino se podrá encontrar nísperos, moras y calas que han nacido dispersos en el paso.
En total son 14 caballos con nombres muy dulces, como: Chocolate, Confite, Caramelo, Merengue, Cacao, Napoleón.
En total son 14 caballos con nombres muy dulces, como: Chocolate, Confite, Caramelo, Merengue, Cacao, Napoleón.
Don Roberto tiene su marca registrada y cría los caballos en el rancho, y me causa gran admiración el cuidado que tiene por ellos:
Usan doble mantillón para evitar que se maltrate la piel con la montura.
La marca de la finca se realiza con nitrógeno para que el pelo cambie de color, en lugar de quemar la piel del animal.
La castracion se realiza con anestesia.
Permite pastar libremente en la finca a los caballos que cumplen 25 años aproximadamente, para que descansen en su vejez, junto a las yeguas que están en cinta, sin ser forzados a ningún trabajo.
Los potros nacen, pastan y corren libres sus primeros días de vida, hasta que son domados naturalmente para las cabalgatas.
Basta ver las muecas de Cocorí o a Chocolate dándole la patita a don Roberto, para saber que existe una conexión entre ellos, y un cariño mutuo.
Durante la cabalgata, los caballos siguen su voz, y obedecen sus instrucciones. El trato amable de don Roberto les da seguridad cuando tienen que pasar por zonas un poco más incómodas como tierras lodosas o alguna inclinación.
Lo que más me encantó de Rancho Amalia fue encontrar un lugar donde los caballos se ven sanos, libres e incluso pastan tranquilamente a nuestro lado, tiene un ambiente muy sano para disfrutar en familia.
Entrada al Bosque |
Vista desde la montaña |
Río Barranca, puro y naciente |
Yeguas y Potros Pastando |
Wendy Zúñiga G.
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